Realizamos cinco clases de tratamientos
Los tratamientos se adaptan a las características emocionales del niño/a.
Procuran la máxima intensidad. La recuperación de un trastorno de lenguaje o de aprendizaje es directamente proporcional al tiempo efectivo de trabajo. Este hecho implica la necesidad de que la atención que el niño/a recibe en el Centro sea lo más intensa posible.
Buscan la motivación por aprender. Se cuidan especialmente tres aspectos motivadores: la variación, el refuerzo operante y el juego.
Por motivación se entiende dirigirse hacia algo o querer hacer algo. Nuestro objetivo es que el niño quiera leer, escribir, estudiar … La adecuación de la tarea a las posibilidades del niño, la significatividad de los contenidos, su vinculación con los intereses del niño y sobre todo las consecuencias de su realización son motivadores intrínsecos que perseguimos, junto con la consciencia del niño/a en los procesos cognitivos utilizados (claridad cognitiva).
Conclusiones
Hay razones para el optimismo
A lo largo de nuestros treinta y seis años de actividad profesional hemos conocido la evolución de bastantes adultos que de niños acudieron al Centro. A pesar de que en un principio su dificultad parecía de mal pronóstico, muchos consiguieron acabar sus estudios de Bachillerato, aprobar Selectividad y acabar una carrera universitaria.
Otros concluyeron una enseñanza profesional y demuestran un excelente éxito en su desempeño laboral y personal.
Es un hecho incuestionable que los niños que han recibido tratamiento de reeducación mejoran significativamente más que aquellos que no la reciben, no sólo en lenguaje, lectura y escritura, sino también en rendimiento escolar general y adaptación personal. Y ello en todas las edades. Existen multitud de estudios científicos que lo avalan. Y nosotros hemos podido comprobarlo en algunos estudios realizados por el Centro.
La reeducación tiene un valor terapéutico y preventivo
Los adolescentes y jóvenes que acuden a una edad algo tardía (a partir de 15 años) a nuestro Centro para recibir tratamiento psicoterapeútico por presentar trastornos de personalidad, conducta, problemas emocionales, o de adaptación familiar, escolar o social, no habían recibido en ningún caso reeducación en su infancia; a pesar de ser evidente en el momento en que les conocemos, en la inmensa mayoría de ellos, la persistencia de trastornos de aprendizaje o de déficit de atención, dificultad de lenguaje, problemas emocionales, etc., que con seguridad habrían manifestado desde muy temprana edad.
Como conclusión, estamos convencidos de que la reeducación posee un indudable valor preventivo de trastornos de conducta, adaptación y emocionales posteriores.