El procedimiento

El libro va dirigido a niños y niñas de 12 a 16 años de edad. Sin embargo, en muchas ocasiones, serán los padres, los propios maestros o los terapeutas quienes pueden adaptar las distintas estrategias que aprende el protagonista a las situaciones reales que afecten al lector/a.

La primera parte del libro presenta el problema de la violencia, las técnicas utilizadas por los agresores, la vivencia emocional de la víctima, el sistema equivocado de pensamiento que ésta utiliza y con el que daña su autoestima, y también su deseo de hacer algo para evitar su malestar.

La segunda parte propone al lector/a, mediante la metáfora de los pensamientos piraña, la alternativa del afrontamiento: analizar hasta qué punto pueden tener fundamento esos pensamientos desvalorizadores, y la forma de no contribuir a que los acosadores cumplan sus objetivos. Se explica el proceso de reestructuración cognitiva que sigue el protagonista para deshacer sus creencias y esquemas de pensamiento inoperantes y erróneos.


Piraña Malasleches

En la tercera parte se describe un entrenamiento de autoprotección contra la agresión. Los lectores aprenderán con Ricardo lo que es la relajación y la visualización imaginativa. Mediante un entrenamiento autógeno, pueden poner en práctica distintas técnicas de inoculación de estrés y autoexposición, así como detectar y detener pensamientos automáticos negativos (PAN).

La cuarta parte quiere convencer al lector/a de que una víctima de acoso nunca debe aislarse, pues ello sería cumplir el plan de los agresores. Por eso, el relato ejemplifica la necesidad de ampliar las relaciones y estrechar la amistad mediante proyectos compartidos. Ricardo dejará a un lado su timidez e incrementará su círculo de conocidos, lo que le permitirá participar activamente en un programa de solidaridad y actuación pacífica de víctimas contra acosadores.

La quinta parte propone un plan operativo contra el maltrato en el colegio. Rosi y otros chicos llevarán a cabo acciones para despertar la conciencia de sus compañeros, espectadores pasivos del acoso. Los profesores propondrán mecanismos concretos para que los estudiantes puedan pedir y prestar ayuda ante situaciones de agresividad manifiestas. Para ello será imprescindible eliminar el reparo que los niños/as víctimas de malos tratos tienen a contar sus problemas. Este libro arremete contra un error muy arraigado en el fondo de nuestras conciencias, que es confundir el «chivarse» con la denuncia de un atentado contra los derechos fundamentales. Los agresores, de forma interesada, intentan convencernos de que pedir ayuda es de cobardes. Por el contrario, Ricardo demostrará al lector que denunciar una situación injusta, defender los derechos propios y ajenos y reivindicar un trato digno requiere un enorme valor. Esta es una tarea que siempre debe estar protegida por cualquier tipo de autoridad, incluida la escolar.

La última parte consiste en cinco apéndices en los que se incluye un breve dossier sobre el acoso entre escolares y algunas sugerencias para desarrollar en las clases un trabajo que destaque el valor de la comunicación, la amistad y la ayuda. Mediante unos minuciosos cuestionarios se pretende que los alumnos reflexionen sobre las características que debe poseer una convivencia entre iguales.

La brevedad de los capítulos permite que pueda utilizarse su lectura en las clases de Etica o de Iniciación a la vida adulta, como ejemplo de situaciones de resolución de conflictos desde una perspectiva psicológica. Creemos también que la obra aporta una secuencia de sesiones bien estructurada para llevar a cabo en un psicoterapia individualizada, en la que se vaya alternando la lectura del libro por parte del interesado y la acción directa del terapeuta.

Vergoncillo Insidioctis flagitiosus