La teoría

El relato es un ejemplo novelado de la aplicación de los principios de la Terapia Racional Emotivo Conductual en una situación de maltrato escolar.

Pretende enseñar a las víctimas de éste a autoprotegerse, no creyéndose todo aquello que uno mismo se dice en estos casos, pues una cosa son los acontecimientos, otra los pensamientos y otra el «yo» que los produce.

El pensamiento, construido con racimos de recuerdos, ideas, imágenes mentales, valoraciones y creencias, unas veces precede y desencadena los sentimientos, otras los acompaña y otras los juzga o explica.

Por lo general, el sistema emocional actúa como una forma de conocimiento distinto del que llamamos «racional», pero persigue el mismo fin: conducirnos a la acción, unas veces mediante emociones positivas como la ilusión y la alegría, y otras veces a través de emociones negativas, como cuando el miedo nos avisa del peligro y nos invita a huir.

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Pero en ocasiones nuestra conciencia, ante situaciones difíciles, no logra impedir que produzcamos ciertos pensamientos faltos de realismo, atribuciones equivocadas, suposiciones incomprobables y, sobre todo, exageraciones y tremendismos que, al distorsionar nuestra valoración de los hechos y sus consecuencias, son la causa fundamental de nuestro malestar emocional

En tales casos, aquellas voces internas que nos animaban, ahora nos reprochan, castigan o amedrentan, como si mordiesen nuestra autoestima, convirtiéndose en verdaderos «pirañas».

En lugar de sernos útiles para tomar decisiones eficaces, evitar el peligro, defender derechos, luchar por restituir nuestras pérdidas o cambiar de actividad cuando nos aburrimos, provocan lo contrario: eliminan nuestra seguridad en nosotros mismos y nos producen un dolor interno que no sólo no nos deja actuar, sino que nos convierte en enfermos emocionales.

En nuestros arrebatos de ira, tristeza, desvalorización o desesperanza perdemos la posibilidad de llevar a cabo un comportamiento inteligente que nos permita a salir de la situación no deseada.

Es entonces cuando la persona puede llegar incluso a adoptar graves decisiones que se vuelven contra ella misma. Hemos de frenar estos pensamientos erróneos y destructivos y sustituirlos por otros más veraces y optimistas que nos permitan adaptarnos o modificar las situaciones.

Varias técnicas psicológicas han probado su utilidad para afrontar el estrés, reestructurar pensamientos automáticos negativos y conseguir habilidades implicadas en la relación social. Nosotros las hemos llamado DDD: Detección, Detención y Domesticación de pensamientos y constituyen la base del entrenamiento que Rosi llevará a cabo con su primo Ricardo en este relato.

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