Pretende enseñar a las víctimas de éste a autoprotegerse, no creyéndose todo aquello que uno mismo se dice en estos casos, pues una cosa son los acontecimientos, otra los pensamientos y otra el «yo» que los produce.
Por lo general, el sistema emocional actúa como una forma de conocimiento distinto del que llamamos «racional», pero persigue el mismo fin: conducirnos a la acción, unas veces mediante emociones positivas como la ilusión y la alegría, y otras veces a través de emociones negativas, como cuando el miedo nos avisa del peligro y nos invita a huir.
En tales casos, aquellas voces internas que nos animaban, ahora nos reprochan, castigan o amedrentan, como si mordiesen nuestra autoestima, convirtiéndose en verdaderos «pirañas».
En nuestros arrebatos de ira, tristeza, desvalorización o desesperanza perdemos la posibilidad de llevar a cabo un comportamiento inteligente que nos permita a salir de la situación no deseada.
Varias técnicas psicológicas han probado su utilidad para afrontar el estrés, reestructurar pensamientos automáticos negativos y conseguir habilidades implicadas en la relación social. Nosotros las hemos llamado DDD: Detección, Detención y Domesticación de pensamientos y constituyen la base del entrenamiento que Rosi llevará a cabo con su primo Ricardo en este relato.
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